lunes, 23 de febrero de 2009

Los nuevos antisisitema

Que políticos de un mismo partido no se fíen entre ellos es un argumento demoledor contra el partido.

En estas últimas semanas, tanto el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid como el propio Partido Popular, están llenando páginas de periódicos e informaciones de todo tipo; entre los espías y contraespías dentro del mismo gobierno y la corrupción de algunos de sus dirigentes, aquellos que de forma constante hacen antipolítica están de enhorabuena.

Porque cinco años después del tamayazo y cuando aquello estaba olvidado, todo vuelve a revolverse; los políticos se espían unos a otros, expolicías hacen labores de contra vigilancia, los informes circulan de despacho en despacho, nadie sabe quién paga pero se contratan agencias de espionaje y hasta se valora poner en práctica una réplica del CNI, la desconfianza, la sospecha, el chantaje, la corrupción se ha apoderado de la política madrileña primero y después aparece como hongos en el resto de España. No es una novedad, escándalos como este son consustanciales con la derecha conservadora española, ahí están casos como el de Gil en Marbella, Matas en Baleares, Fabra en Castellón, Esperanza Aguirre en las elecciones de Madrid del 2003 con los dos tránsfugas que necesitó para quitarle el gobierno a Simancas y otros que están surgiendo en estos días y que huelen tan mal como todos ellos.

DESDE EL punto de vista democrático, que políticos de un mismo partido no se fíen entre ellos, que usen espías para chantajearse o que empresarios amigos de responsables populares se enriquezcan a costa del erario público es un argumento demoledor contra el partido; pero para quienes están construyendo todos los días la antipolítica, es como darle al pirómano un bidón de gasolina, para ellos es la constatación de que sus sospechas son reales, de que los políticos no son "trigo limpio", de que escándalos como estos casi son justificados por el carácter intrínseco que la corrupción es para con la política. En estos tiempos que estamos, donde la crisis económica hace mella, los problemas surgen cada día con más intensidad por el aumento del desempleo y las dificultades están a flor de piel, alimentar con estas prácticas la antipolítica es jugar con fuego.

Porque tan amplias y tan continuadas no son fruto de actuaciones circunstanciales y perversas de algunos, si así fuesen no se justificarían con acusaciones y diatribas antigubernamentales, se dejaría hacer a la justicia, se abrirían las ventanas para ventilar con una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid o donde fuese preciso, potente, limpia, democrática, sin límites para investigar y determinar las responsabilidades, que buscase la verdad y la información para la ciudadanía, todo lo contrario de lo que se está haciendo.

LO QUE OCURRE en la comunidad de Madrid y nuevos aledaños responde al carácter antisistema que las practicas neoliberales han contaminado en numerosas administraciones gestionadas por la derecha, tanto se ha potenciado una ideología contraria a lo público que se han anulado las defensas cívicas frente a la corrupción. Cuando se privatiza parte de la Educación y la Sanidad se pervierten los objetivos de la Educación para la Ciudadanía haciéndola impartir en inglés, se reparten licencias audiovisuales o se adjudican obras o servicios de forma discriminada, no se es más liberal; cuando además se hace un uso privado de la televisión madrileña sin respetar las mínimas reglas de objetividad e imparcialidad informativa devalúan el sistema democrático, se convierten en los nuevos antisistema, sustituyen la ley por el capricho del que manda.

Con estos escándalos se debilita el sistema, afloran pasiones e intereses para enriquecimiento de algunos y da alas a quienes desde siempre reniegan del sistema democrático y de un Estado donde debe imperar la Ley y el respeto al derecho. No es una situación buena para nadie, ni para el interior del partido que lo soporta, en este caso el PP, ni para el resto de las fuerzas políticas y de los políticos, que de forma abrumadora y mayoritariamente estamos trabajando en política porque creemos que a través de ésta hacemos un servicio a la sociedad.

(Publicado en El Periódico de Aragón, el 21/02/2009)

lunes, 16 de febrero de 2009

Burla a la Memoría Histórica

La decisión del Alcalde en el sentido de rectificar y no poner el nombre de San José María Escrivá de Balaguer a una céntrica calle de Zaragoza denominada hasta ahora con el nombre del General Sueiro, como fruto del desarrollo de la Ley de memoria histórica, es una buena noticia.

Tanto las ampollas levantadas como los antecedentes que supone, no son buenos para él ni para la izquierda y el socialismo en general, porque la ley tiene como objetivo terminar con las referencias de nuestras calles a personajes vinculados con el Franquismo y la Dictadura, por lo tanto, parece desafortunado, cuando menos, sustituir el nombre de un destacado militar franquista por el de San José María Escrivá, quién además de no haber aportado nada a Zaragoza, tuvo durante su vida una estrecha vinculación con el franquismo.

Creo que el alcalde, a la hora de pensar o plantear este cambio, debía haber tenido mayor sensibilidad con el Legislador y con el Gobierno que hizo la ley. Aquellas personas que, al margen de su ideología, reclaman desde hace mucho tiempo la dignificación de los que sufrieron la dictadura y que han visto como la ley de Memoria Histórica recompensaba hasta cierto punto sus peticiones, no entienden actuaciones de este tipo

Está muy bien retirarlo, pero el daño hecho va a ser muy difícil de borrar. Un gesto como este no lo entiende nadie y menos de un miembro del partido que desde el Gobierno ha impulsado una ley de estas características, soportando una crítica permanente desde la derecha más rancia. Sería bueno que nuestro señor alcalde, además de rectificar, demostrase que hace suya la ley, busca el consenso con los Grupos Municipales y hace un cambio acorde con el espíritu y el contenido que buscó el legislador.

martes, 10 de febrero de 2009

¿ESPERANZA EN EL IMPERIO?

Aunque la nueva música de la Casa Blanca suena mejor se perciben algunos síntomas preocupantes, llamamientos al consumo de productos norteamericanos que pueden ser muy perjudiciales.

Parece que la elección del nuevo presidente en Estados Unidos supone que la izquierda tradicional se ha quedado sin un argumento básico de su programa: identificar al imperialismo norteamericano con el Imperio del Mal, haciéndole culpable de casi todos los problemas del mundo.

Y razones ha habido para ello, porque desde la guerra de Vietnam, pasando por el apoyo a las dictaduras latinoamericanas --al golpe de Pinochet en Chile, o la dictadura argentina-- hasta la invasión de Irak y la vergüenza de Guantánamo, han sido actuaciones que directa o indirectamente violentan el derecho y protegen atrocidades. Pero de aquel grito tradicional de "yankee go home" a la elección de Barak Obama, se ha producido un cambio fundamental, tanto del discurso como del programa, que hace mutar el grito de rechazo por otro de esperanza "welcome Obama".

Porque desde la campaña en primarias hasta los primeros acuerdos tomados en esta semana por el nuevo presidente se percibe una nueva etapa, donde los compromisos van avanzando con rapidez: cierre de Guantánamo, prohibición de la tortura, previsión de salida de las tropas de Irak, reconocimiento de la igualdad de salarios en el mismo trabajo, limitando la discriminación por sexo, raza y religión; reconocimiento del papel de los sindicatos en la evolución económica norteamericana --"los sindicatos no son parte del problema sino parte de la solución"--, limitando el poder de los lobbies en la política hasta llamar "sinvergüenzas" a los ejecutivos de los bancos de Wall Street por repartirse el pasado año 14.350 millones de euros en primas con los tiempos que corren; son claras muestras de la regeneración de las políticas norteamericanas que se abren paso con el apoyo de una enorme marea de ilusiones y el compromiso valiente del primer presidente afroamericano. ¿Por qué es importante esta nueva política? Porque la primera potencia del mundo no puede liderarlo sin acuerdo multinacional, no puede imponer modelos de crecimiento neoliberales fracasados y controles militares sin más apoyos que los producidos por el temor o la fuerza, como ha venido haciéndose en la etapa Bush.

AHORA, CON UNA crisis económica como la que estamos sufriendo, la nueva música de la Casa Blanca suena mejor, da más tranquilidad, hay menos marchas militares y más sosiego. A pesar de ello se perciben algunos síntomas preocupantes; hay tics proteccionistas cuando se habla de recuperación económica en sectores como la automoción o el acero, llamamientos al consumo de productos norteamericanos que pueden significar una búsqueda unilateral en la solución del problema.

Y eso sería perjudicial para todos. Porque hoy lo más positivo es que en esta crisis se ha producido un alto grado de coordinación a escala mundial para buscar soluciones; nunca se había dado un consenso tan amplio en dar alternativas, ahí está el consenso conseguido para la recapitalización del sistema financiero, sacar los activos tóxicos, garantizar los depósitos de los ciudadanos, regular y aumentar la supervisión de los bancos, así como modificar instituciones internacionales obsoletas y burocratizadas.

En este nuevo papel de liderazgo compartido que la nueva administración norteamericana está empezando, Europa debe jugar un papel determinante, poniendo en valor el modelo de crecimiento y de vida que tenemos, los servicios que componen el estado de bienestar y de protección social que como derecho tienen nuestros ciudadanos.

El contrapeso de la socialdemocracia europea con la prevalencia de la política democrática sobre la economía, frente al modelo neoliberal donde la economía prima sobre la política y donde no es posible el pacto ente capital y trabajo, debe abrirse y recuperar el protagonismo perdido en un modelo de globalización totalmente descompensado.

TANTO LAS medidas para salvar la crisis como el diseño de la futura sociedad deberían tener más elementos nuestros que del Sureste Asiático y Chino, debería avanzarse hacia un modelo de crecimiento equilibrado, respetuoso con el medio ambiente, con garantías de protección y servicios para los ciudadanos, donde la democracia política y social evite la competencia y el dumping, en base a una mayor explotación de los trabajadores, con derechos democráticos y con limitación y supervisión interna de los mercados financieros. Salir de esta crisis que nos va a empobrecer a toda la humanidad durante muchos años sin los mecanismos adecuados para superar la dualidad social y sin instituciones internacionales representativas que la garanticen, sería un doble e inmenso fracaso. Y ahí, tanto la política socialdemócrata como la Unión Europea y Obama tienen un papel fundamental.

(Publicado en El Periódico de Aragón, el 9 de febrero de 2009)