Los enormes avances de estos últimos treinta años en nuestro país, son fruto de la política democrática: con acuerdos y diálogo se fue imponiendo la idea de que "es mejor no ganarlo todo que perderlo todo". Con ella construimos las instituciones actuales, hicimos políticas que nos han trasladado del autoritarismo a la libertad, de la autarquía económica al club de los países más desarrollados del mundo.
Pero a pesar de ello se habla mal de la política. La única explicación son las excesivas expectativas que se ponen en ella. La decepción que produce cuando no las cumple ó como en esta crisis, parece incapaz de garantizar lo que creíamos tener conseguido para siempre. La desesperanza ante la misma ha convertido la política y a los políticos en meros objetos donde depositar la rabia. Porque todos sabemos que vivimos momentos de crisis, que no es obra intencionada de ningún gobierno, la suma de factores que la han creado, demuestra que han hecho falta muchas piezas y muchas manos para construir este laberinto.
Por eso me estremecen los discursos mesiánicos, las críticas soeces o las soluciones radicalizadas que ponen al mercado como solución a todos los problemas económicos, obviando cuestiones de Estado y respondiendo con actitudes enfermizas ante problemas como el terrorismo; en Madrid y aquí, Esperanza Aguirre y Luisa F Rudi, invocan el neoliberalismo económico y sociológico como única fuente de prosperidad. Si recapacitasen fuera de la ortodoxia, reconocerían que durante décadas hemos visto crecer el poder del mercado, rompiendo barreras, fronteras, sectores vedados, hasta llegar a ocupar enormes espacios de la política diaria.
¿Ha supuesto esto más prosperidad para los ciudadanos? No, todo lo contrario, la etapa más neoliberal no ha traído más bienestar o menos crisis, la etapa más intervencionista del S.XX con políticas socialdemócratas desarrolladas por los partidos socialistas y democristianos europeos, produjo más crecimiento y mayor distribución de la riqueza, el estado del bienestar. Lo mismo podríamos decir de la lucha antiterrorista ¿estando tan cerca el final por qué reacciona así el PP, busca acaso afianzar sus votos mas extremos?
En un sistema tan interdependiente como el actual, donde la "creatividad financiera" es constante y con escasos medios se puede hacer mucho daño económico a países y personas, me resulta incomprensible que no se vea necesario aumentar la regulación en nuestra economía financiera, mejorar la información y formación como defensa de los ciudadanos y hasta del propio Estado, huyendo de las noticias fáciles o editoriales interesados que puedan tener rédito electoral, porque la impunidad de algunas grandes corporaciones en la generación de la crisis y en la salida de la misma y la sensación de que nunca serán castigadas por ello, es un arma más para el descrédito político.
La desnaturalización de los procesos democráticos forma parte también de esta concepción política; convertir las próximas elecciones municipales y autonómicas en un plebiscito sobre el gobierno central o la marcha de la crisis, es parte de su estrategia para seguir acercándose al poder, porque poder y mercado es el binomio perfecto para el tea party madrileño y los neo.com aragoneses. Tanto el alcalde del pueblo más pequeño como el de la ciudad más grande, no se merecen esto, porque quieren saber la opinión de sus electores ante la enorme variedad de asuntos que afectan a nuestra vida, que van desde la cuna a la tumba y que deben valorarse democráticamente el 22 de mayo.
EN LOS ayuntamientos y en las comunidades autónomas se concentran los problemas y soluciones que más directamente afectan a nuestra vida cotidiana, desde las escuelas infantiles, al colegio, el instituto, la universidad, la sanidad, limpieza de calles, recogida de basuras, atención a nuestros mayores, gestión del territorio, agua, actividad económica, medio ambiente, etc, etc.
Dotar de contenido este debate democrático, informando al ciudadano de nuestras propuestas, evaluando el pasado pero construyendo el futuro, es la obligación política del político, hacerlo sería un buen ejercicio para la recuperación de credibilidad y reforzamiento democrático. El recurso al radicalismo ideologizado, cegado por una extraña mezcla de neoliberalismo económico, integrismo religioso y nacionalismo político que practica Esperanza Aguirre, se destila en las 160 medidas de la estrategia Aragón 2025 presentada por Luisa F. Rudi. Por este camino solo producimos hartazgo, rechazo de la política y abstencionistas a montones.
(Publicado en El Periódico de Aragón el 17/04/2011)