lunes, 25 de abril de 2011

Del ´Tea Party´ madrileño al ´Neo.com´ aragonés

Cuando de forma reiterada los informes demoscópicos del CIS presentan a los políticos como uno de los principales problemas del país, decepciona. Hacemos política porque pensamos que son posibles los cambios para avanzar, que siempre podremos encontrar un espacio suficiente para conseguir que la sociedad pueda vivir mejor y en libertad.

Los enormes avances de estos últimos treinta años en nuestro país, son fruto de la política democrática: con acuerdos y diálogo se fue imponiendo la idea de que "es mejor no ganarlo todo que perderlo todo". Con ella construimos las instituciones actuales, hicimos políticas que nos han trasladado del autoritarismo a la libertad, de la autarquía económica al club de los países más desarrollados del mundo.

Pero a pesar de ello se habla mal de la política. La única explicación son las excesivas expectativas que se ponen en ella. La decepción que produce cuando no las cumple ó como en esta crisis, parece incapaz de garantizar lo que creíamos tener conseguido para siempre. La desesperanza ante la misma ha convertido la política y a los políticos en meros objetos donde depositar la rabia. Porque todos sabemos que vivimos momentos de crisis, que no es obra intencionada de ningún gobierno, la suma de factores que la han creado, demuestra que han hecho falta muchas piezas y muchas manos para construir este laberinto.

Por eso me estremecen los discursos mesiánicos, las críticas soeces o las soluciones radicalizadas que ponen al mercado como solución a todos los problemas económicos, obviando cuestiones de Estado y respondiendo con actitudes enfermizas ante problemas como el terrorismo; en Madrid y aquí, Esperanza Aguirre y Luisa F Rudi, invocan el neoliberalismo económico y sociológico como única fuente de prosperidad. Si recapacitasen fuera de la ortodoxia, reconocerían que durante décadas hemos visto crecer el poder del mercado, rompiendo barreras, fronteras, sectores vedados, hasta llegar a ocupar enormes espacios de la política diaria.

¿Ha supuesto esto más prosperidad para los ciudadanos? No, todo lo contrario, la etapa más neoliberal no ha traído más bienestar o menos crisis, la etapa más intervencionista del S.XX con políticas socialdemócratas desarrolladas por los partidos socialistas y democristianos europeos, produjo más crecimiento y mayor distribución de la riqueza, el estado del bienestar. Lo mismo podríamos decir de la lucha antiterrorista ¿estando tan cerca el final por qué reacciona así el PP, busca acaso afianzar sus votos mas extremos?

En un sistema tan interdependiente como el actual, donde la "creatividad financiera" es constante y con escasos medios se puede hacer mucho daño económico a países y personas, me resulta incomprensible que no se vea necesario aumentar la regulación en nuestra economía financiera, mejorar la información y formación como defensa de los ciudadanos y hasta del propio Estado, huyendo de las noticias fáciles o editoriales interesados que puedan tener rédito electoral, porque la impunidad de algunas grandes corporaciones en la generación de la crisis y en la salida de la misma y la sensación de que nunca serán castigadas por ello, es un arma más para el descrédito político.

La desnaturalización de los procesos democráticos forma parte también de esta concepción política; convertir las próximas elecciones municipales y autonómicas en un plebiscito sobre el gobierno central o la marcha de la crisis, es parte de su estrategia para seguir acercándose al poder, porque poder y mercado es el binomio perfecto para el tea party madrileño y los neo.com aragoneses. Tanto el alcalde del pueblo más pequeño como el de la ciudad más grande, no se merecen esto, porque quieren saber la opinión de sus electores ante la enorme variedad de asuntos que afectan a nuestra vida, que van desde la cuna a la tumba y que deben valorarse democráticamente el 22 de mayo.

EN LOS ayuntamientos y en las comunidades autónomas se concentran los problemas y soluciones que más directamente afectan a nuestra vida cotidiana, desde las escuelas infantiles, al colegio, el instituto, la universidad, la sanidad, limpieza de calles, recogida de basuras, atención a nuestros mayores, gestión del territorio, agua, actividad económica, medio ambiente, etc, etc.

Dotar de contenido este debate democrático, informando al ciudadano de nuestras propuestas, evaluando el pasado pero construyendo el futuro, es la obligación política del político, hacerlo sería un buen ejercicio para la recuperación de credibilidad y reforzamiento democrático. El recurso al radicalismo ideologizado, cegado por una extraña mezcla de neoliberalismo económico, integrismo religioso y nacionalismo político que practica Esperanza Aguirre, se destila en las 160 medidas de la estrategia Aragón 2025 presentada por Luisa F. Rudi. Por este camino solo producimos hartazgo, rechazo de la política y abstencionistas a montones.



(Publicado en El Periódico de Aragón el 17/04/2011)

martes, 5 de abril de 2011

RESPONSABILIDAD POLÍTICA

Conforme nos acercamos a las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo, las estrategias electorales se imponen a la actividad política de los ayuntamientos y gobiernos de comunidades autónomas. Establecer el debate con los contenidos propios de esta cita electoral, conseguir que las alternativas y soluciones a los problemas cotidianos de los ciudadanos determine el voto de ese día, será el principal y mas difícil trabajo de candidatos y afiliados socialistas, frente a la engrasada práctica del PP de tensionar y crispar la vida política con aquello que más le interesa, llegar a la Moncloa.

Es una técnica, que si la medimos por las encuestas, les viene dando buenos resultados. Centrando su discurso en que la crisis es culpa de los socialistas y una supuesta insolvencia del Gobierno para superarla, cumplen con dos objetivos, evitar debatir sus alternativas y su programa, al tiempo que fidelizan sus votantes para que les apoyen, no solo cuando lo hagan bien, sino también cuando lo hagan mal. La crispación les permite el apoyo de los sectores mas extremos del electorado que se movilizan y votan masivamente. Es decir movilizan a los suyos (hasta el punto de mantener más del 80% de sus anteriores votantes con intención de repetir) y generan retraimiento y abstención en los rivales.

EL HASTÍO que producen las descalificaciones e insultos al Gobierno, por la derecha mediática, jaleada por responsables del PP reconvertidos en tertulianos, es insoportable: porque debilita nuestro sistema democrático y hace que se responsabilice en exclusiva a los políticos de la mala valoración que sobre la situación política perciben los ciudadanos (el 78% así lo manifiestan según el informe del Pulso de España 2010 de la Fundación Ortega-Marañon). Una valoración así no se conocía en nuestro país desde hace veinte años, la suma del rechazo en igual proporción al Gobierno y a la oposición explican estos resultados.

Cuando en este informe se recoge que tres de cada cuatro españoles sienten nostalgia de la transición por el estilo de hacer política, entendida ésta como la subordinación de los intereses particulares o partidistas a los generales del país y el destierro de la grosería y el insulto político como sistema, aparte de la visión romántica que el tiempo traslada de aquellas duras confrontaciones dialécticas, es innegable reconocer que hubo altura de miras para hacer frente a una situación mucho más complicada que la actual.

El giro del presidente del Gobierno, desde la ética de la convicción de las políticas sociales a la ética de la responsabilidad, producido en mayo al tener que asumir el plan de estabilización presentado por la Comisión europea, a sabiendas del coste electoral y personal que iba a tener, es lo más parecido a esa forma de hacer política tan añorada por muchos; porque nadie podrá negar que se primaron los intereses generales del país.

Viendo la situación de Portugal en estos últimos días, rechazando los diputados de la izquierda y la derecha el programa de estabilidad y crecimiento, pactado anteriormente con el BCE y la Comisión, como condición "sine qua non" para recibir el aval para el fondo de rescate europeo, recuerdo que el 12 de mayo pasado, un voto de diferencia evitó algo parecido en España. ¿Cómo estaríamos ahora? El PP votó en contra, hizo aquello que tanto recriminan los nostálgicos de la transición, primar los intereses electorales a los generales del país ¿por qué?, porque la responsabilidad política sin el poder no le sirve. Lo cual dice muy poco del concepto que tiene del sistema democrático, pero eso es "harina de otro costal".

¿Dónde quedan aquellas declaraciones de Mariano Rajoy acusando al Presidente de no querer la energía nuclear por principios ideológicos? Tras la catástrofe de Fukhusima ¿repetirá su visita del 2009 a la central de Garoña o cambiará el paso pronuclear como acaba de hacer la señoraMerkel en Alemania? Porque llegó a prometerles "conmigo en el Gobierno Garoña no se cerrará".

Cuando los informes sobre las causas de la crisis de la comisión de control del Congreso de los EEUU y del FMI previos a 2004-2007 afirman que la cultura financiera de la autorregulación y la desregulación son el eje central de las dificultades sufridas posteriormente y a pesar de que ningún directivo del Banco Mundial y del FMI (y Rato lo presidía) sospechó de su llegada hasta que se les derribó el edificio encima, el PP sigue "remachando el clavo" con dos ideas; la culpa de la crisis económica y del paro es del Gobierno y solo gobernando ellos podemos salir de la misma. La realidad de los hechos está demostrando el escaso rigor de sus análisis y la débil consistencia de sus alternativas. Por eso están contrariados con la reunión del día 26 en Moncloa donde algunos empresarios abogaron por la estabilidad como factor importante para la recuperación y por concluir la legislatura sin sobresaltos. Afirmación que rompe su continuada línea populista de prometer algo que se sabe imposible de conseguir y alterar los tiempos políticos en función de sus intereses.

(Publicado en El Periódico de Aragón el 3/04/2011)