Acabamos de tener un debate de investidura que tras cuatro años de permanente bronca y confrontación se ha desarrollado de forma tranquila y sosegada en las formas y bastante realista en los contenidos. Lo cual es muy importante para los ciudadanos, para la vida democrática de nuestro país. El alejamiento social que la bronca parlamentaria supone no tengo duda que se ha mitigado, solo por ello tiene enorme valor lo realizado estos dos días.
Pero que nadie se haga ilusiones sobre el contenido, las ideas que sustentan la pasada confrontación persisten, son los mismos discursos, solo que con mejores formas; porque mientras el candidato a Presidente pone en valor nuestra situación económica y social, como país desarrollado y con recurso para hacer frente a la actual desaceleración, el líder de la oposición sigue presentando un panorama pesimista muy cerca del catastrofismo al uso para afirmar a continuación que la palabra clave en la economía es confianza, y esta solo se basa en la credibilidad de las propuestas y la fiabilidad del análisis. Todo sin valorar las propuestas presentadas, sin apearse del discurso mantenido en los últimos nueve meses (aquel del decretazo brutal del diputado Cañete) y dejando muy claro que la propuesta de buscar medidas de reactivación de forma consensuada y concertada con los sindicatos y empresarios, merece escaso crédito.
Lo mismo se puede decir de posibles acuerdos, el candidato a Presidente plantea hacerlos con toda la cámara sin buscar exclusiones y con ánimo fundamentalmente integrador, en cuestiones como terrorismo, presidencia para la UE para el 2010, Justicia, Política Autonómica y Financiación, Política de Igualdad o compromiso con los eventos, Expo 2008, Copa América o Candidatura Olímpica de Madrid. Es un planteamiento que “suena bien a todos” pero que en boca de Rajoy tiene su interpretación “deben ser acuerdos entre ustedes y nosotros en todo caso y si después se suman otros y aportan, mejor”; o lo que es lo mismo, solo habrá pactos si Zapatero privilegia al PP sobre otros formaciones políticas; lo mismo de siempre.
Esto traducido a la justicia, supone que un pacto en ese ámbito no debe comenzar con los nuevos nombramientos del Consejo General del Poder Judicial para que sea artífice de la reforma y modernización de la misma, sino pactar sus políticas y la renovación de los cargos dejarlo en el aire.
Para nosotros los aragoneses, que una parte del debate se centrara en los problemas del agua y las soluciones, ha sido clarificador. Por un lado la reafirmación del futuro Presidente en que la alternativa a los déficit de agua en el Mediterráneo, pasa por el desarrollo del Programa Agua (desalación, reducción del consumo con modernización de regadíos y reutilización y depuración de aguas), para el PP seguir reivindicando su Plan Hidrológico Nacional, el trasvase del Ebro y las políticas trasvasistas como única alternativa, les permite utilizar un mensaje populista y electoral, más demagógico que racional, pero que estará permanentemente en los debates de los próximos años. Aún que todos sepamos que durante los 8 años de gobierno Popular no resolvieron los problemas de la sequía y en el 2003 algunas poblaciones tuvieron problemas de abastecimiento de agua de boca.
Igual que en el uso de la inmigración, caracterizado por presentarla como un problema político con posibles dificultades para la convivencia; la vinculación de permanencia del inmigrante a un empleo y el uso sistemático de la repatriación para con aquellos que no tienen trabajo lo hace actualmente el Gobierno, igual que buscar la contratación en origen o presentar incentivos para el retorno de aquellos que pierdan el empleo, son actuaciones concretas, que demuestran un trabajo permanente y riguroso alejadas del populismo y de la demagogia, son políticas difíciles de conciliar aunque tengan aparentemente el mismo sonido.
Los socialistas presentamos un candidato con un programa un proyecto y unas pretensiones de futuro para España, sin ataduras, sin cesiones, a riesgo de buscar en la segunda vuelta la mayoría suficiente para la investidura. ¿Lo entenderá así la oposición?
Son diferentes visiones, son distintas alternativas ante los problemas que tiene nuestro país, han estado presentes a lo largo de todo el debate porque se interpreta la realidad de forma distinta y porque en un mes no han cambiado las estrategias de las distintas fuerzas políticas, solo ha cambiado la música para la misma letra.
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