martes, 8 de marzo de 2011

HABLANDO DE POLÍTICAS SOCIALES

La reacción de los grupos parlamentarios ante el primer debate en el Congreso de los Diputados sobre las políticas sociales en España, ha sido, cuando menos, curioso. Desde la valoración como "ejercicio de propaganda" de Rajoy hasta "el primer mitin de campaña electoral" de Gaspar Llamazares, hay un hilo conductor que les vincula de una u otra forma al resto de fuerzas políticas con un denominador común, no es necesario hablar de nuestro estado de bienestar, sus problemas, su futuro, los efectos de la crisis en su desarrollo; pero esos sí, hacer una comparecencia del presidente del Gobierno cada trimestre, para evaluar la situación económica, es imprescindible.

¿Porqué les resulta incómodo un debate con el Gobierno sobre los avances o retrocesos en las políticas sociales durante estos años? Rajoy se escabulle diciendo que para el PP la mejor política social es el empleo, coartada para eludir cualquier compromiso con los demás ámbitos de una verdadera política social, es fácil entender que un debate así no le guste. Porque ¿quiere eso decir que con el pleno empleo se suplen todas las desigualdades? ¿Que el Gobierno no debería haberse ocupado de la dependencia, la atención a la infancia, la discapacidad, la educación, la salud?... La política social ni se acaba con el empleo ni este es la única política social. ¿Cómo sino se puede proteger a los ciudadanos de los estragos de la economía de mercado? Con argumentos como este, el PP desprecia el sentido y los avances del estado del bienestar porque lo mezcla con su estrategia de centrar la responsabilidad del paro en el Gobierno, evitando compromisos con estas políticas y haciendo suyas las tesis de Margaret Thatcher "la sociedad no existe solo hay individuos y familias".

Porque la incomodidad del grupo parlamentario de IU-ERC, no se deriva de planteamientos filosóficos diferentes, la izquierda nos sentimos comprometidos con las políticas sociales como instrumento de igualdad de oportunidades y de cohesión social. Los ritmos, el papel que deben jugar, su desarrollo o la titularidad pública de las mismas, producen contradicciones que son superables. La cercanía electoral hace que se exceda en valoraciones negativas que confunden al ciudadano y solo sirven para justificar algunos exabruptos del PP.

Es justo reconocer que desde el 2004 ha habido mejoras en el incremento de las políticas sociales, tanto en las cuantías de los recursos, un 40% más de lo que destinaba el PP (sin contar las prestaciones por desempleo) como por los nuevos derechos sociales creados; Ley de dependencia, renta básica de emancipación para jóvenes (213.000 jóvenes menores de treinta años reciben 210 euros de ayuda para alquiler de vivienda), ampliación de los permisos de maternidad y paternidad, reconocimiento de pensión a las parejas de hecho, protección a mujeres víctimas de maltrato, integración de inmigrantes, desempleo a los autónomos, prestación de 426 euros durante seis meses para desempleados que hayan agotado sus derechos a paro y subsidio (800.000 afectados). Son realidades que afectan a millones de ciudadanos, construidas con nuestros impuestos, de las cuales deberíamos sentirnos orgullosos porque el camino recorrido ha sido muy rápido en estos treinta años.

Pero la construcción del estado del bienestar, no puede darse por terminada, todavía estamos en el -5% del PIB de gasto respecto de la media comunitaria dedicada a prestaciones sociales. Aunque en este período de crisis hayamos seguido creciendo un 27%, la situación económica y el mayor gasto derivado del envejecimiento de nuestra población, nos obliga a reorientar algunas de ellas para poder mantener otras en el futuro.La eliminación de los 2.500 euros por nacimiento de hijo o de los 400 euros de deducción fiscal para todos, es una prueba de cómo la crisis obliga a priorizar prestaciones.

Porque para consolidarlo y ampliarlo, necesitamos un crecimiento económico sostenible y sostenido, basado en una economía más competitiva, que precisa reformas para aumentar su productividad. Las emprendidas desde hace un año, tienen ese objetivo: desde la laboral, políticas activas de empleo, pensiones, futura negociación colectiva, sistema financiero, economía sostenible. Sabemos que los países de nuestro entorno que las hicieron en la pasada década han resistido mejor la crisis, crecen establemente y tienen un envidiable estado del bienestar. Nuestra aspiración es igualarnos a ellos, conseguirlo pasa por una mayor convergencia de renta per cápita y transformar nuestro modelo social para hacer frente a los retos que lo amenazan.
Y esto hay que hacerlo, porque como dice Tony Judt "debemos a nuestros hijos un mundo mejor que el que heredamos, pero también debemos algo a quienes nos precedieron".

(Publicado en El Periódico de Aragón el 6/03/2011)