miércoles, 20 de mayo de 2009

Un buen ejercicio democrático

El PP no asume el fracaso del modelo de desarrollo, del dinero fácil, la especulación y el ladrillo abundante.

El debate del estado de la Nación siempre es un acontecimiento importante, tanto por el contenido como por la confrontación dialéctica que supone; el celebrado la semana pasada no ha desmerecido nada en uno u otro sentido. La pena es que del mismo queda casi siempre la parte "agria", las encuestas sobre el ganador, las "perlas", y la imagen de como salir más o menos reforzados políticamente; son cuestiones intrínsecas a una confrontación como ésta donde la maquinaria de los grupos parlamentarios funciona a tope, los líderes extreman al máximo sus intervenciones y el precalentamiento anterior pone a vibrar el hemiciclo.

Ahora bien el debate sirve para tomar el pulso al Gobierno y también a la oposición; el primero juega con la ventaja de aportar propuestas y proyectos, frente a la crítica del control y la descalificación que usa la oposición para evaluar la gestión. Sin duda el debate es una manifestación clara del sistema democrático y como tal debería valorarse. Cuando se hicieron públicas las fechas, sorprendieron a propios y extraños, antes de las elecciones europeas, después de superar los cuatro millones de parados, con una situación económica muy mala, no parecía el mejor momento desde el punto de vista táctico; pero sí era necesario como ejercicio democrático; hacer prevalecer el interés general de un debate en plena crisis sobre el tacticismo, ha sido un acierto y una demostración clara de cómo se defienden los intereses de los ciudadanos.

Porque ahí radica el enfoque del Gobierno en este debate, analizar la situación actual, asumir los errores cometidos, plantear los problemas reales y posicionarse con alternativas que tendrán una segunda vuelta a través de las noventa resoluciones que deberán debatirse y votarse en la tarde del martes próximo. Sin pecar de optimismo, se puede decir que ha sido un buen debate, muy importante en lo que supone de proyección estratégica para marcar el modelo de crecimiento de futuro y las condiciones sociales que deben acompañarlo; no habían transcurrido nueve minutos y el presidente del Gobierno "entraba en harina" desmenuzando opciones de por donde deberíamos caminar, qué significa el nuevo modelo productivo, como se concreta, qué actuaciones impulsará el gobierno y qué recursos pondrá. Ese ha sido el eje central del pasado martes y miércoles.

Y AHÍ, el primer partido de la oposición no supo reaccionar, primero por concebirlo como un debate de trámite ante el cual la dialéctica de la ofensa y el agravio podía ser rentable, se equivocó: y después cuando las propuestas y el proyecto de futuro ya estaban servidos, no cambió de guión y se adentró peligrosamente en descalificaciones de todo tipo. Tanto las propuestas populares como las actitudes nos trasladan a etapas anteriores. El espejo de un debate como éste, deja poco espacio para la sombras, por eso vimos a Rajoy, inseguro, sin argumentos ni alternativas a las planteadas por Zapatero. Así comprobamos que el PP no asume el fracaso del modelo de desarrollo, del dinero fácil, la especulación y el ladrillo abundante.

Se perdió la oportunidad de confrontar proyectos y planteamientos diferentes para encarar la crisis, los esfuerzos del Gobierno por concretar qué significa la economía productiva, la protección social, el rechazo a una reforma laboral que abarate el despido, las reformas estructurales previstas, no merecieron ni el apoyo condicionado. Pocos alicientes para el ciudadano inseguro y desconfiado que anda por la crisis con miedo, esperando algún "brote verde" de optimismo.

La anunciada soledad del Gobierno auspiciada por el PP y apoyada en las lacerantes críticas de los partidos nacionalistas, se está convirtiendo en una estrategia peligrosa, porque no tiene la rentabilidad electoral inmediata que preveían, el rechazo sistemático les aísla de las actuaciones para salir de la crisis y para su recuperación, en ella van a tener dificultades para hacerse un hueco, y esa imagen puede ser percibida negativamente por la sociedad.

(Publicado en El Periódico de Aragón, el 19/05/2009)

Foto: Debate Estado Nación 2009. (Congreso de los Diputados)






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