martes, 5 de abril de 2011

RESPONSABILIDAD POLÍTICA

Conforme nos acercamos a las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo, las estrategias electorales se imponen a la actividad política de los ayuntamientos y gobiernos de comunidades autónomas. Establecer el debate con los contenidos propios de esta cita electoral, conseguir que las alternativas y soluciones a los problemas cotidianos de los ciudadanos determine el voto de ese día, será el principal y mas difícil trabajo de candidatos y afiliados socialistas, frente a la engrasada práctica del PP de tensionar y crispar la vida política con aquello que más le interesa, llegar a la Moncloa.

Es una técnica, que si la medimos por las encuestas, les viene dando buenos resultados. Centrando su discurso en que la crisis es culpa de los socialistas y una supuesta insolvencia del Gobierno para superarla, cumplen con dos objetivos, evitar debatir sus alternativas y su programa, al tiempo que fidelizan sus votantes para que les apoyen, no solo cuando lo hagan bien, sino también cuando lo hagan mal. La crispación les permite el apoyo de los sectores mas extremos del electorado que se movilizan y votan masivamente. Es decir movilizan a los suyos (hasta el punto de mantener más del 80% de sus anteriores votantes con intención de repetir) y generan retraimiento y abstención en los rivales.

EL HASTÍO que producen las descalificaciones e insultos al Gobierno, por la derecha mediática, jaleada por responsables del PP reconvertidos en tertulianos, es insoportable: porque debilita nuestro sistema democrático y hace que se responsabilice en exclusiva a los políticos de la mala valoración que sobre la situación política perciben los ciudadanos (el 78% así lo manifiestan según el informe del Pulso de España 2010 de la Fundación Ortega-Marañon). Una valoración así no se conocía en nuestro país desde hace veinte años, la suma del rechazo en igual proporción al Gobierno y a la oposición explican estos resultados.

Cuando en este informe se recoge que tres de cada cuatro españoles sienten nostalgia de la transición por el estilo de hacer política, entendida ésta como la subordinación de los intereses particulares o partidistas a los generales del país y el destierro de la grosería y el insulto político como sistema, aparte de la visión romántica que el tiempo traslada de aquellas duras confrontaciones dialécticas, es innegable reconocer que hubo altura de miras para hacer frente a una situación mucho más complicada que la actual.

El giro del presidente del Gobierno, desde la ética de la convicción de las políticas sociales a la ética de la responsabilidad, producido en mayo al tener que asumir el plan de estabilización presentado por la Comisión europea, a sabiendas del coste electoral y personal que iba a tener, es lo más parecido a esa forma de hacer política tan añorada por muchos; porque nadie podrá negar que se primaron los intereses generales del país.

Viendo la situación de Portugal en estos últimos días, rechazando los diputados de la izquierda y la derecha el programa de estabilidad y crecimiento, pactado anteriormente con el BCE y la Comisión, como condición "sine qua non" para recibir el aval para el fondo de rescate europeo, recuerdo que el 12 de mayo pasado, un voto de diferencia evitó algo parecido en España. ¿Cómo estaríamos ahora? El PP votó en contra, hizo aquello que tanto recriminan los nostálgicos de la transición, primar los intereses electorales a los generales del país ¿por qué?, porque la responsabilidad política sin el poder no le sirve. Lo cual dice muy poco del concepto que tiene del sistema democrático, pero eso es "harina de otro costal".

¿Dónde quedan aquellas declaraciones de Mariano Rajoy acusando al Presidente de no querer la energía nuclear por principios ideológicos? Tras la catástrofe de Fukhusima ¿repetirá su visita del 2009 a la central de Garoña o cambiará el paso pronuclear como acaba de hacer la señoraMerkel en Alemania? Porque llegó a prometerles "conmigo en el Gobierno Garoña no se cerrará".

Cuando los informes sobre las causas de la crisis de la comisión de control del Congreso de los EEUU y del FMI previos a 2004-2007 afirman que la cultura financiera de la autorregulación y la desregulación son el eje central de las dificultades sufridas posteriormente y a pesar de que ningún directivo del Banco Mundial y del FMI (y Rato lo presidía) sospechó de su llegada hasta que se les derribó el edificio encima, el PP sigue "remachando el clavo" con dos ideas; la culpa de la crisis económica y del paro es del Gobierno y solo gobernando ellos podemos salir de la misma. La realidad de los hechos está demostrando el escaso rigor de sus análisis y la débil consistencia de sus alternativas. Por eso están contrariados con la reunión del día 26 en Moncloa donde algunos empresarios abogaron por la estabilidad como factor importante para la recuperación y por concluir la legislatura sin sobresaltos. Afirmación que rompe su continuada línea populista de prometer algo que se sabe imposible de conseguir y alterar los tiempos políticos en función de sus intereses.

(Publicado en El Periódico de Aragón el 3/04/2011)

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