lunes, 13 de junio de 2011

Acuerdos que marcarán el futuro

Tras la euforia por los resultados del 22-M, los votantes y responsables del PP seguro se llevaron un buen susto cuando Luisa Fernanda Rudideclaró esta semana en Huesca que "si el PP no gobierna en dos meses, habrá que repetir elecciones", cosa lógica porque así lo marca nuestro Estatuto de Autonomía cuando confiere derecho para disolver las Cortes y convocar elecciones, con más razón, si no se pueden formar las mayorías para elegir presidente (Arts.48 y 52 ).

Quedando tanto tiempo, no es una advertencia casual, la futura presienta quiere decir algo más tanto a los suyos como a los futuros socios, porque necesita evitar roces innecesarios y precisa cerrar acuerdos por abajo sin conflicto, los ayuntamientos y comarcas son el primer paso para lubricar otros encuentros, y con la advertencia les conmina a sus elegidos con la posible repetición de campaña si no hay generosidad porque "el pescado no está todavía vendido", los futuros socios están muy sensibles y ante los nuevos tiempos se impone la prudencia y no el resquemor.

La advertencia tiene un claro destinatario, el PAR, precisaría más, su presidente José Ángel Biel, que a pesar de aparentar tenerlo todo pensado y controlado estoy seguro estará en un mar de dudas cuando haya hecho un repaso de los procesos electorales vividos desde aquel 20 de mayo de 1983 en que se constituyeron en la Lonja de Zaragoza nuestras primeras cortes salidas de unas elecciones democráticas. Y es que desde aquellos 124.000 votos que obtuvo entonces, pasando por los 180.000 del gobierno de Hipólito en 1991 o los 143.000 en 1995 a los 62.193 del pasado 22-M ha corrido mucha agua por el Ebro y se ha llevado muchos votos, casi las dos terceras partes. La futura presidenta no solo sabe esto sino que la sangría del voto regionalista se produjo en la coalición PAR-PP con Santiago Lanzuela en el Pignatelli y ella alcaldesa en la plaza del Pilar, los 57.000 votos perdidos entonces dejándoles en 10 diputados que es el listón de los últimos procesos electorales, son una herida sin cicatrizar y una contradicción no superada, porque las coaliciones de centroderecha les han ido muy mal a los paristas tanto en el ámbito electoral como en el político y muy bien haciendo gobiernos de centro-izquierda.

Primero porque las lindes ideológicas de las dos formaciones son muy difusas y pasar del acuerdo "al abrazo del oso" se hace de forma natural, más cuando la otra opción va de crecida y aumentando poder. Por otro lado un partido que toca gobierno desde hace 23 años difícilmente se puede controlar en la oposición si quien absorbe el poder institucional está en el mismo espacio de pensamiento, en la misma familia.

Pero no todo "lo que reluce es oro" el centro-derecha aragonés tiene profundas diferencias políticas en temas estratégicos para esta tierra, desde la interpretación del desarrollo autonómico y su futuro control, al papel de las empresas públicas en la transformación de la comunidad (la candidata a Presidenta dijo en campaña de vender algunas, cerrar otras, agruparlas), la organización del territorio en base a la estructura comarcal no le gusta, es más la criticó y planteó su reducción o desaparición, a pesar de que sabe es la joya de la corona del PAR; el papel de las instituciones en la salida de la crisis es irrelevante para una "neocon" como ella, pero no para sus posibles socios vinculados de siempre con la estructura empresarial y sobre todo con las pyme; el uso del déficit en la construcción territorial, muchas veces oí a Jose Angel Biel decir que un kilómetro de autovía puede esperar pero las ayudas sociales, subvenciones, o pequeñas inversiones en el territorio es electoralmente hablando "oro molido" ¿lo podrá seguir haciendo?, la interpretación del estado del bienestar regionalista choca también en esa coalición al concebirla más dentro de las ideas democristianas que liberales.

PARA LOS conservadores aragoneses el agua sigue siendo un problema, la decisión de futuras aventuras trasvasistas estará determinada por la presión de territorios muy potentes electoralmente hablando, Valencia, Murcia y ahora se puede incorporar Castilla-La Mancha; no sería de extrañar que resucitasen aquel PHN que derogó Zapatero. Actualmente la DGA está dotada de un autogobierno claro, prestando servicios esenciales y haciéndose oír en todo el estado, ha abanderado los problemas de las comunidades del interior y superado viejos tópicos de "Zaragoza contra Aragón", los doce años pasados del gobierno de centroizquierda han puesto el listón alto, para estar a la altura, los socios tienen que creerse el estado de las autonomías sin tapujos ni conveniencias, arriesgar, discrepar ante Madrid si es necesario y sacar adelante proyectos e iniciativas, centrar la gestión en el ahorro y control del gasto solamente, asfixiará a los regionalistas y nos hará recordar las políticas municipales de aquella alcaldesa de Zaragoza sin nada que mostrar tras sus cinco años de gestión.

La experiencia de estos 28 años de autogobierno demuestra que el mayor grado de inestabilidad se produjo con gobiernos de centroderecha, durante 16 años tuvimos seis presidentes en la DGA si contamos el corto período de Ramón Tejedor, numerosas desavenencias, dimisiones de consejeros, paralización de proyectos... etc, etc. Repetir aquella fórmula, aunque obligada por los resultados electorales, no es buena noticia para esta tierra, porque pesa el pasado y hace desconfiar del futuro.


(Publicado en El Periódico de Aragón el 12/06/2011)

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