martes, 28 de julio de 2009

¿Es caro el despido?

Si por algo se caracteriza el mercado de trabajo español no es por existir rigidez en la salida del empleo, por lo que cualquier estrategia de reforma no puede consistir en hacer más barato aún lo que ya es.

Si por algo se analiza esta crisis, es por tener un origen financiero. En nuestro país el mayor problema de las empresas pasa por la falta de crédito, porque no les renuevan los existentes, les modifican las condiciones unilateralmente, abusan de avales y se dejan caer negocios por falta de créditos a pesar de tener mercado y expectativas de futuro. No conozco ningún empresario que haga de la reforma laboral, del abaratamiento del despido en concreto, la fórmula para crear empleo. Ninguna reforma laboral nos va a sacar de ésta crisis económica. La contratación de trabajadores depende de la reactivación de la demanda. Si esto es así ¿porqué esta campaña para abaratar el despido, cuales son los argumentos?

Quiero entender que los bienintencionados hacen este planteamiento en la perspectiva de preparar la salida de la crisis y se mejore el empleo: para ellos ese mercado de trabajo debe ser más equilibrado, con menor temporalidad y mayor calidad; lo cual en un sistema productivo diferente nos hará menos vulnerables para el empleo ante cualquier retraimiento o crisis.

Lo argumentan con los datos actuales de paro, hemos pasado en dieciocho meses de ser el país de la UE que más empleo creaba al que más rápidamente lo destruye Se olvidan de algunos detalles importantes .En el momento de mayor crecimiento económico nuestro país no bajó del 7,8% de desempleo y casi 1.800.000 parados, hablábamos de pleno empleo y necesitamos casi cuatro millones de inmigrantes. ¿Porqué? Por la estructura de nuestro mercado de trabajo y sistema productivo. Tenemos sectores como el turismo, construcción, recolección agraria, que además de ser sensibles a cualquier crisis tienen un sistema de contratación temporal. El incremento de la población activa hasta superar los 23 millones y la afluencia de inmigrantes están presionando sobre el mercado de trabajo como nunca hasta ahora se había dado.

Todos estos elementos hay que sopesarlos, tanto para buscar alternativas concretas a estos nuevos desafíos como para apostar por un sistema productivo diferente, que exija mayor cualificación, potencie la innovación y genere empresas más competitivas. Lo uno no debe hacerse sin lo otro, no debe haber reformas en el mercado laboral sino tienen encaje en el cambio de modelo productivo y a la inversa: porque la flexibilidad actual ya permite despedir y hacer contratos temporales a la carta. Sin embargo, los argumentos más potentes de la actual campaña se plantean en términos de "abaratar el despido para crear empleo" .Es decir, pagar menos para despedir a cambio de tener confianza en que el empresario contratará más en esas condiciones .O dicho de otro modo, dame más dinero con el despido barato y ten confianza en mí para el futuro de nuevas contrataciones, que es lo mismo que decir "gracias a ser despedido serás contratado".

Con las reformas del 1995, del 97 y la contrarreforma del 2002 con la Ley 45/2002, el despido se ha ido abaratando a costa de los trabajadores: hasta tal punto, que la supresión del salario de tramitación del despido, de esta última norma, está teniendo un efecto demoledor para el empleo. Primero porque ha rebajado sensiblemente las indemnizaciones, al facilitar al empresario el ahorro de los meses de tramitación del despido en la Sala de lo Social, a cambio de reconocer la improcedencia del mismo y depositar el importe de la indemnización legal. Teniendo en cuenta que la tramitación de un despido improcedente tarda alrededor de cinco meses entre los diferentes trámites administrativos ,la mayoría de estos despidos suponen desde el 2002 un ahorro medio de casi el 60% de las cantidades a pagar. Y segundo porque ha tenido un efecto acelerador en las prestaciones por desempleo. Tras casi seis años de aplicación,los despidos crecen de forma desorbitada hasta 800.000 en el año 2007, cuando económicamente crecíamos por encima del 3%.

PERO ADEMÁS, con la reforma del 2002 que impuso el PP después de la huelga general, los trabajadores se quedan más desamparados jurídicamente: si recurren un despido a los tribunales, no cobran hasta la sentencia y pierden los meses de espera: si aceptan la indemnización, reciben unas cantidades (seguramente menores a las posiblemente demandadas) inmediatamente y le añaden el desempleo que de esta forma se generaliza sin ninguna corrección como parte del "paquete" de ingresos. Si por algo se caracteriza el mercado de trabajo español, no es por la existencia de rigidez en la salida del empleo, no solo hay una amplísima flexibilidad de salida por el empleo temporal, también para el empleo estable como he dicho anteriormente, por eso cualquier estrategia de reforma, no puede consistir en hacer más barato aún lo que ya es.

(Publicado en El Periódico de Aragón, el 26/07/2009)

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