miércoles, 3 de junio de 2009

La Europa deseada

Para quienes sentimos el duro peso de la dictadura, Europa fue un sueño, una quimera donde la libertad, la justicia, la cultura, las ideas y los derechos ciudadanos, eran las metas a conseguir. Cuando estrenamos la libertad el sueño de los derechos sociales y el bienestar fue una meta a conseguir para la socialdemocracia española, una guía que hemos ido consiguiendo peldaño a peldaño.

Plantearse las séptimas elecciones al Parlamento Europeo sin la memoria de ese pasado, nos puede llevar a la melancolía; a sentir como algo distinto y lejano las directivas, nuestros representantes, las comisiones y sobre todo las normas que de allí emanan.

PERO, AUNQUE no queramos, nuestra vida está condicionada por todo ello, forma parte del qué hacer cotidiano en el consumo, la alimentación, agricultura, empleo, mercado de trabajo, universidad, investigación, medio ambiente, cultura, infraestructuras, transporte, la moneda, etc, etc. Somos ciudadanos con dos banderas, la española y la europea, con dos ciudadanías que cada vez más se hacen inseparables.

Para España estos 23 años de integración han sido inmensamente positivos, porque ha protegido nuestro sistema democrático, generado avances sociales, un mayor desarrollo de carácter económico, más competitividad, más modernidad y una aportación de fondos que han supuesto mejoras en infraestructuras de enorme transcendencia para el país. Todo eso y más ha supuesto Europa en el camino andado. Sin nuestra integración nunca lo habríamos conseguido.

La aventura de construir ésta Unión tras un S.XX lleno de confrontaciones bélicas, de rupturas y revoluciones violentas, de muros impenetrables entre Oriente y Occidente, no es fácil: equilibrar mercado y sociedad, ciudadanía y autoritarismo es complicado dada la vertiginosa ampliación a 27 países que de forma rápida y como paraguas democrático se hizo ante las ansías de libertad de aquellos que venían de las dictaduras comunistas.

EL DESEQUILIBRIO así producido unido al huracán de las ideas conservadoras en lo económico, lo social y el exacerbado nacionalismo, hace que algunas de las últimas resoluciones planteadas por la U.E., estén muy alejadas de las aspiraciones ciudadanas; pensar que propuestas como la Directiva Bolkestein (que posibilitaba regular la contratación con arreglo al salario y condiciones laborales del país de origen en lugar del que va a trabajar) ó permitir aumentar la jornada laboral a 65 horas semanales, responde a la idea del bienestar europeo, es un enorme error. Con planteamientos así retrocedemos en la construcción europea.

El rechazo por el Parlamento Europeo de estas y otras medidas parecidas, alienta la posibilidad de modificarlas a través suyo, revaloriza su poder, demuestra su creciente importancia, así como la necesidad de dotarle de una mayor representación progresista. La experiencia demuestra que una mayoría socialista impulsó el mejor período del bienestar europeo, tanto en lo económico como en lo social: recuperar esa presencia es lo mismo que apostar por la coonstrucción de la Europa del bienestar, la justicia y la solidaridad.

PERO ADEMÁS estas elecciones son, tal vez, las más importantes de la historia porque en ellas se elige cómo superar la crisis que vive todo el planeta; cambiando el modelo productivo y reforzando la protección social para tener un crecimiento más sano y sostenible, como planteamos los socialistas europeos ó volviendo a inflar burbujas especulativas, recortando derechos a los trabajadores y rebajando las prestaciones sociales como plantea esta derecha, heredera del neoliberalismo, que nos ha llevado a ésta crisis.

ESTAMOS FRENTE a la crisis de una ideología defensora del beneficio sin límite, la desregulación, el abuso del mercado en detrimento de lo público, la redución de impuestos a los ricos y los escandalosos beneficios a los poderosos, de desprecio a los valores del otro, insensibles al daño medioambiental y al cambio climático. Es un modelo de crecimiento que debemos cambiar entre todos democráticamente.

La Europa que queremos no puede ser otra que la de las personas, de hombres y mujeres libres, con derechos y ciudadanía europea, solidarios, respetuosos con las diferencias, acogedores con los inmigrantes, defensores de la igualdad y de la paz; esa Europa deseada que movió ilusiones, fue referente del bienestar y democracia para tantas generaciones, es hoy parte de nuestra vida y forma de convivencia.

(Publicado en El Periódico de Aragón, el 31/05/2009)

2 comentarios:

Alberto34 dijo...

Era previsible la derrota en las europeas, lo que no era previsible era la desidia a que se nos ha sometido a los militantes, y afiliados en Aragon (y parece que en toda España). Solamente se nos ha movilizado para llenar mitines, y actos de campaña que ya sabemos lo que hay, y a mi me encanta asistir, pero creo que valemos para algo más de eso. Hasta ayer por la noche recibí un sms programado de Leire Pajin, agradeciéndome "el trabajo", querida Leire no he hecho nada, porque no quereis que mueva un dedo, salvo las palmas de las manos para hacer de clacla en los mitines. No nos han llamado para estar en las mesas electorales para estar acompañando a los numerosos "colegas" azules que sí que han asistido de 3 en tres y hasta de 8 en 8, como habia en algunos colegios. ¿qué pasa en este partido? ¿los militantes no interesan? El PSOE cuando pierda sus militantes y simpatizantes, se quedará sin nada, no lo digo yo, ya ha pasado en el resto de Europa. Puede que sigamos mirándonos el ombligo, debatiendo sobre lo bien que gobernamos, y de espaldas a ese militante que quiere dar mucho sin esperar nada (NADA es NADA) a cambio, sera ahi cuando empiece el principio del fin.

Jesús dijo...

No coincido en todo contigo pero hay que reconocer que algo de razón tienes y con todo el respeto a nuestros militantes hay que reconocer que donde no hay partido no hay voto.